El Espíritu del Señor, de Dios, está sobre mí,
porque el SEÑOR me ha ungido para llevar la buena noticia a los humildes;
me ha enviado para vendar a aquellos que tienen el corazón destrozado,
para proclamar libertad a aquellos que son esclavos,
la apertura de la cárcel a los prisioneros,
para proclamar el año de gracia del SEÑOR,
el día de venganza de nuestro Dios;
para consolar a todos aquellos que están afligidos;
para dar a los afligidos de Sion,
una diadema en vez de cenizas,
aceite de gozo en vez de dolor,
manto de alegría en vez de un espíritu abatido,
a fin de que sean llamados robles de justicia,
la plantación del SEÑOR para mostrar su gloria.
“Hoy, se ha cumplido esta Escritura, que vosotros oís”.
La segunda y la última gran ola ha llegado y nada podrá detenerla.
(ver Isaías 61:1-3 y Lucas 4:21)