El primero se convirtió en el último
La bendición se transmutó en maldición.
La sabiduría y la sapiencia son un espejismo lejano.
La belleza se marchitó y se desvaneció por completo. Nada recuerda ya al antiguo esplendor.
La voz que una vez resonaba, se escuchaba y era seguida se convirtió en ronca, débil y temblorosa.
La bendición se transmutó en maldición.
La sabiduría y la sapiencia son un espejismo lejano.
La belleza se marchitó y se desvaneció por completo. Nada recuerda ya al antiguo esplendor.
La voz que una vez resonaba, se escuchaba y era seguida se convirtió en ronca, débil y temblorosa.