Matrix es el paraíso del standard y de la unanimidad. Nada es por casualidad en Matrix… nadie puede expresarse libremente… nada debe existir fuera de Matrix. Matrix lo es todo, y por lo tanto lo controla todo. Cada cosa o persona es sacrificable en el altar de la unanimidad matrixiana. La minoría y la oposición existen como fachada… en realidad han sido literalmente fagocitadas con una hipnótica unanimidad… un cerebro, un pensamiento, una voluntad.

La adoración de uno es construída a través de la muerte de todos. La unanimidad, divulgada por unidad libre y amorosa, esconde en realidad una esclavitud mental… una total sujeción psicológica.

Dios el Creador, al contrario, no ha creado una criatura igual a otra. Cada hijo suyo es especial por un motivo… cada uno es estimado y amado de manera especial e irrepetible. El Creador Dios es el amante de los colores y de la pluralidad, del respeto y de la complementariedad. Él es el único garante de la libertad del universo entero.

Matrix, el mundo de la unanimidad universal absolutista y despótica, no puede existir en presencia de Dios el Creador, delante del cual se disuelve. Pero lejos de Él, se multiplica… se expande… exactamente como un cáncer infecta y mata toda forma de vida, color y libertad que encuentra. El Dios Creador, en cambio, es vida y transmite salud a cada molécula del universo que está voluntariamente cercano a él

Un día muy cercano el Dios Creador regresará en toda su gloria y el aliento mortal de Matrix se evaporará en frente de su fuerza vital.