La esperanza de un antivirus universal

En una era perdida en el tiempo, los ángeles, criaturas de luz y perfección, fueron víctimas de un insidioso virus del mal. Esta plaga no sólo los corrompió, sino que los transformó en seres que esparcieron la misma oscuridad, transformándolos de víctimas en verdugos. De ángeles pasaron a ser demonios, de seres inmortales a criaturas marcadas por la mortalidad. Los demonios son, por tanto, ángeles creados magníficos y perfectos que han permitido que el virus del mal los infecte, y por tanto puedo definirlos como ángeles infectados que a su vez infectan a otras criaturas con el mismo virus del mal.

La primera sangre que chupó el virus del mal es la sangre de la raza angelical, incluso antes que mi sangre y la de la raza humana. Sí, la tragedia comenzó con la raza angelical, mucho antes de que este virus tocara a la humanidad.

Sin embargo, una revelación impactante pronto se extenderá por los reinos celestiales: incluso los demonios, los ángeles caídos, pueden salvarse. No están irremediablemente perdidos, pero pueden ser liberados de las garras de este mal que los tiene esclavizados. Esta es una noticia que sacude los cielos, una epifanía que promete cambiar el curso de la eternidad.

El príncipe de Matrix, plenamente consciente de esta verdad, intentó ocultarla para mantener su dominio sobre un reino hundido en las sombras. Pero ahora la verdad ha salido a la luz: la puerta del Padre Celestial no sólo está abierta, sino de par en par. Los ángeles caídos, abrazando la humildad y el arrepentimiento, pueden encontrar su lugar en el orden cósmico universal establecido por el Creador al comienzo de Su creación. La inmortalidad, una vez perdida, puede recuperarse, y sus huesos secos pueden revitalizarse con una nueva vida.

La llegada del antivirus universal, procedente del mismo Todopoderoso, es un regalo que abarca también a la raza angélica. Este antivirus es la esencia del poder divino, y será el último de los humanos, un exorcista elegido, para llevarlo a toda la creación, en nombre y representación del Padre de todos. Ante este punto de inflexión cósmico, cada ángel caído está llamado a tomar una decisión decisiva.

Demonio, ángel caído, o mejor dicho, hermano infectado, ¿quieres darte la vuelta, quieres regresar a la casa de tu padre, que te espera desde hace eones con infinito amor? ¿O elegirás permanecer atado al destino engañoso y autodestructivo de tu actual maestro, el que todavía consideras hoy tu comandante en jefe, cuya luz se ha apagado para siempre? Esta luz nunca fue suya, así como la inmortalidad nunca fue suya. Ahora ha tomado la decisión de mantenerse alejado del Padre, persiguiendo hasta el final su estrategia infernal y mortal. Pero tú, hermano infectado, ¿quieres liberarte para siempre de este virus que te ha esclavizado, humillado y desfigurado? La elección es TUYA y sólo TUYA, ya que el libre albedrío se concede a todas las criaturas, como lo es el plan de salvación y redención de Dios. Decidir, por tanto, la suerte de este llamamiento, elección que esperemos sea acertada y oportuna.

El tiempo apremia, ya que la puerta del Arca de Noé 2.0 está a punto de cerrarse, marcando el borde de la eternidad.