Dondequiera que miro veo personas preocupadas que hablan del control global que está aplastando a todos los ciudadanos comunes, ridiculizando el “derecho a la privacidad”. Matrix está literalmente construida sobre la aniquilación de la privacidad de cada uno de sus habitantes. Yo ciudadano estoy controlado y vigilado y cada uno de mis movimientos es pasado por rayos X. Mis compras se conocen a través de los datos recogidos por las tarjetas de crédito, mis gustos a través de los motores de búsqueda, mis amistades a través de las redes sociales, mi patrimonio a través de las instituciones financieras. Pronto el dinero contante desaparecerá y cada transacción económica será registrada por un ordenador central. Incluso mis conversaciones telefónicas no están completamente a salvo de oídos indiscretos. ¡Es más! El “gran hermano” está delante de mí y me sonríe con desdén y desprecio.

El imperio de Matrix ahora ya está en pleno apogeo, ostentando con soberbia autoexaltación su omnipotencia gracias a su control universal. Y quien se atreva a ponerle palos a las ruedas será fácilmente etiquetado como un peligroso extremista y terrorista, y se le cerrarán todos grifos de supervivencia pulsando un solo botón del teclado del ordenador central. Los más grandes dictadores del pasado ni siquiera en sus sueños más audaces habrían podido probar tal delirio de omnipotencia.

Pero (sí, hay un gran PERO) el Creador Dios anuncia: “¡Matrix ha caído! Vosotros fans de Jesús, alegraos porque juzgándola, os he hecho justicia. (Apocalipsis 18:2 y 20)

Exactamente como en los tiempos de la antigua y arrogante Babilonia, ciudad considerada inexpugnable, tal ciudad fue conquistada en una noche por Ciro gracias a una inteligente estrategia (desviando las aguas del rio Eúfrates penetró en el interior de la ciudad y el ejército Babilonio fue sorprendido durante la noche). Así Matrix, la Babilonia tan arrogante como moderna y tecnológica de hoy, está sufriendo silenciosa y misteriosamente su conquista definitiva a través del desvío del agua que la mantiene con vida, es decir su espíritu rebelde, arrogante soberbio y autoexaltado (Apocalipsis 18:21-24).

Sí, justo el mensaje de semejanza moral con Jesús, y en particular con su infinita humildad, representa la caída de Matrix.

Incluso si esto me puede parecer increíble, esta es la verdad que está iluminando con potencia el planeta tierra y todo el universo. Este claro contraste entre el bien y el mal que está emergiendo ante mis ojos pondrá la palabra final al delirio de omnipotencia del príncipe de Matrix y de todos sus adeptos.