En Matemáticas, en particular en álgebra lineal, una matriz es una tabla ordenada de elementos: las líneas horizontales de una matriz se llaman filas, y las verticales columnas.

Mi mundo actual es una matriz (“Matrix” es matriz en inglés) luciferina porque se trata de un mondo en el cual soy un esclavo que debe estar prisionero en su celda. En términos matemáticos soy solo un número que debe estar en la fila X y en la columna Y. Aquí está mi puesto preasignado:

  • Dicen que no se puede hablar de Dios si no se tiene una licenciatura en teología.
  • Dicen que no se puede lanzar un proyecto espiritual independiente de las instituciones religiosas existentes.
  • Dicen que no se pueden difundir los pensamientos propios sin una casa editora que te respalde.
  • Dicen que no se puede hablar de Jesús con un lenguaje demasiado moderno
  • Dicen que no se pueden reinterpretar las profecías ya encuadradas por la tradición eclesiástica.
  • Dicen que debo estar en el lugar que me ha sido preasignado en Matrix: ¡fila X, columna Y!

Pero a este mundo matricial esclavista y esclavizante le faltará su objetivo tan deseado. ¡El sistema matrixiano colapsará justo en el momento en que parezca que se ha convertido en omnipotente!

Y exactamente al igual que en los tiempos del rey babilonio Belsasar (hijo de Nabucodonosor) la mano de Dios escribió en el enlucido de la pared del palacio real que su reino había llegado al final (ver Daniel 5), ¡al mismo modo el Creador Dios escribirá en el ordenador central de Matrix: SYSTEM FAILURE (error de sistema)!

Y esta vez se tratará de un “shutdown” definitivo, eterno e irreversible.