“Así habla Dios el Creador:

Tu eras el sello de la perfección, estabas lleno de sabiduría, de una belleza perfecta;

Estabas en el Edén, el jardín de Dios; estabas cubierto de todo tipo de piedras preciosas.

Tambores y flautas estaban a tu servicio; preparados desde el día que fuiste creado.

Eras un querubín protector.

Estabas sobre el monte santo de Dios, caminabas en medio de piedras de fuego.

Fuiste perfecto en tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que no se halló en tí perversidad.

Por la abundancia de tu maldad, todo en tí se llenó de violencia, y te corrompiste;

por lo que te expulsé, como un extraño, del monte de Dios y te haré desaparecer, querubín protector, de entre las piedras de fuego.

Tu corazón se enalteció por causa de tu belleza; corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra, delante de los reyes te pondré para que miren en tí.

Con tu infinita maldad, con la deshonestidad de tus acciones profanaste todo lo que es sagrado; por lo tanto hago surgir fuego en medio de ti para que te devore y te reduzco a cenizas sobre la tierra, en presencia de todos aquellos que te miran.

Todos aquellos que te conocían en el universo se quedan estupefactos al verte; te has convertido en objeto de terror y no existirás nunca más”

(versión C-Style de Ezequiel 28:12-19)