El antiguo querubín Lucifer había sido creado a imagen y semejanza del Creador Dios. Era el primogénito predilecto, el que embelleció la creación reflejando la luz y el esplendor que le fue conferido directamente desde el trono celestial.

Pero cuando el portador original de la luz decidió voluntariamente rebelarse contra su Padre y Creador, rechazando así la semejanza con el carácter perfecto divino, el Todopoderoso creó una nueva raza con una tarea preciosa: restaurar el orden en toda la creación reflejándose a la perfección el ADN divino.

Por lo tanto, la raza humana no solo fue creada a imagen y semejanza de Dios, sino que Adán, como el primogénito de esta nueva raza, ¡y toda la humanidad tuvo que tomar el lugar de Lucifer y la raza angelical!

Este era el plan divino que enfureció hasta la muerte al antiguo Querubín, quien prometió y juró una terrible venganza contra la raza humana. De hecho, su plan tenía como objetivo subvertir la imagen de esta raza doblándola y distorsionándola cada vez más hasta que se volviera similar a sí misma.

La raza humana ha caído bajo, muy bajo. Sin embargo, fue creada para la gloria y la eternidad. Pero la caída no fue voluntaria, por eso existe la posibilidad de redención.

Sí, todavía no es demasiado tarde para abrazar la misión y vocación que mi papá me encomendó hace años. Sí, todavía hay tiempo para encarnar la identidad que el Creador había impreso en mis progenitores en el momento de su creación. Sí, el ADN de la imagen del Todopoderoso aún no se ha destruido en mí. Y es este ADN el que está destinado a traer nueva luz a toda la creación, reflejando el carácter perfecto e inmutable del padre de todo el universo.

¡La raza humana fue creada con una misión y un destino inmensamente gloriosos! Y así como el ex Lucifer fue elegido por Dios como el primogénito de una raza creada iluminada y gloriosa, la raza humana también tendrá un primogénito elegido directamente por Dios que será resucitado entre todos los hijos de los hombres (ver Salmo 89:19). Será el más exaltado de los reyes de la tierra (ver Salmo 89:27), el más hermoso de todos los hijos de los hombres (ver Salmo 45:2), como el primer ser humano en regresar al estado en el que el Creador había moldeado a Adán, y antes que a Lucifer.

Ese primogénito se asemejará mucho a Jesús. Será como un hermano pequeño gemelo… un pequeño Jesús y un pequeño mesías. Y es precisamente por eso que Dios Hijo vino a la tierra hace dos mil años: para recordar a la raza humana cual era su verdadero ADN, su VERDADERA imagen y su VERDADERO destino. ¿Cuántas veces nos ha dicho que lo sigamos, que seamos como Él?

Jesús vino a este planeta para inspirar a la raza humana, recordándole que fue creada a imagen y semejanza del Padre Eterno con una tarea de vital importancia para todo el universo. Es decir, traer luz divina cálida y vivificante a los cuatro rincones de la creación día a día por la eternidad.