En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas. En Él estaba la vida; y la vida era la luz de los hombres. 

Y el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad; y nosotros admiramos su gloria, gloria del unigénito hijo del padre celestial. De hecho, es de su plenitud moral que todos nosotros recibimos todo tipo de bendiciones.

El rostro moral de Dios fue anticipado por medio de los diez mandamientos (ley) dados a Moisés; pero el rostro moral de Dios en Su perfección y la salvación vinieron solo por medio de Jesús.

Jesús es la verdadera y única luz que ilumina a cada hombre, vino a la tierra para ser luz incluso en las tinieblas de Matrix, pero Matrix no le recibió. Vino a Su casa, y los suyos no le recibieron; pero a todos aquellos que lo aceptarlon Él les dio el derecho de convertirse en Sus fans, y por lo tanto en hijos de Dios. Es decir, a aquellos que desean ser similares a Él.

Nadie ha visto nunca a Dios; el hijo unigénito, que es uno con el Padre, y quien me lo ha dado a conocer. Y solo siendo similar a Jesús demuestro haber aceptado la luz del mundo en mí.

(versión C-Style de Juan 1:1-18)