Las siete reglas de Matrix y de su oscura élite, la mano oculta que se está asegurando (con las buenas y las menos buenas) de que las decisiones más importantes en cada estado sean coherentes con el objetivo del príncipe de Matrix, son:

1) Dividir para mandar: crear la división de las masas en campos opuestos a través de la política, la economía, los aspectos sociales, la religión, la etnia, etc

2) Crear un “caos planificado y controlado”: suscitar una “paz” fundada sobre una guerra constante, armando primero los pueblos, y provocando después incidentes de forma que combatan y se debiliten.

3) Servirse de “idiotas útiles”: corromper, y por lo tanto hacer chantaje, aquellos que tienen una posición clave en la gestión pública.

4) Localizar líderes serviles: elegir a los futuros líderes entre aquellos que son incondicionalmente sometidos a la causa oscura matrixiana.

5) Engañar a la población: plasmar a la propia imagen y semejanza el mapa mental de los ciudadanos desde su infancia a través de un sistema educativo desviado.

6) Desinformar: gestionar los medios de comunicación para poder manipular a las masas a través de una información domesticada.

7) Vaciar el alma de las personas: acostumbrar a las masas a vivir por encima de las apariencias y a satisfacer solo sus placeres instintivos, porque en una sociedad depravada las criaturas pierden de vista a su Creador.

Matrix quiere crear tal estado de degradación moral, de confusión y por lo tanto de embriaguez entre sus ciudadanos, de forma que las masas (¡engañadas! ) reacciones de manera sorprendentemente pilotada, buscando un protector o un benefactor al cual someterse libremente. Y entonces, el falso Mesías, es decir el príncipe de Matrix, será servido en bandeja (ver Mateo 24:24 y Marcos 13:22)

Pero tal Mesías, construido artificialmente en el laboratorio del mal, no conseguirá dividir / corromper / controlar /depravar / engañar a los verdaderos fans de Jesús (ver Apocalipsis 17:14). ¡La victoria es nuestra!