Como es bien sabido, la ley de Dios (o sea, los diez mandamientos dados por Dios a su criatura a través de su siervo Moisés), los puedo encontrar en el segundo libro de mi estrella polar (la Biblia) en Éxodo 20.

Sin embargo, a un atento fan de Jesús no se le escapa lo que Jesús (Dios Hijo) ha dicho acerca de esta ley dada a Moisés. Él me subraya en Mateo 5:17 que no vino para abolir tal ley, sino para darle cumplimiento. Por lo tanto, la ley de Dios es todavía válida y no ha sido abolida. Pero, al mismo tiempo, entiendo que sin Jesús esta ley no estaba completa. Él la ha completado. De hecho, Jesús no quita mandamientos al decálogo, sino que añade. Por ejemplo, algunos versículos después (en el versículo 22) Jesús me explica que no sólo no debo matar a mi prójimo, sino que ni siquiera debo desearle el mal. Pero los mandamientos de Jesús se vuelven todavía más radicales, cuando encima llega a afirmar ¡que debo amar a mi prójimo como a mí mismo, sin excluir a mis enemigos!

Un humilde y sincero fan de Jesús, debe llegar a la conclusión de que no es todavía un cristiano que observa verdaderamente su ley por completo, sino sólo un sepulcro blanqueado, o en otras palabras, un fan adormecido en Matrix. Y sólo ahora entiendo que el verdadero defensor de la ley divina es únicamente aquel que tiene el carácter de Jesús a 360° (Juan 1:18), porque la ley completa de Dios es en realidad el rostro moral (el carácter) de Dios Padre, de Dios Hijo y del Espíritu Santo, ¡y no una lista con 10 cosas para hacer o no hacer!.

¡¡¡Solamente siendo similar a Jesús a 360° salgo verdaderamente de Matrix!!!

¿Tengo yo la humildad de admitir que todavía duermo profundamente en Matrix? ¿Nutro yo realmente el deseo profundo de acercarme todavía más a la voluntad de mi amado Creador, o me siento ya orgullosamente el defensor de la ley perfecta de Dios?