Presenté mi espalda a quienes me golpeaban,

Y mis mejillas a quienes me arrancaban la barba;

No escondí mi rostro, a los insultos y a los esputos.

Pero Dios el Creador me socorrió;

por lo que no fui abatido;

por eso he endurecido mi rostro como una piedra,

y se que no seré avergonzado.

 

Cercano está de mi el que me justifica;

¿Quién me podrá acusar?

¡Comparemos!

¿Quién es mi adversario?

¡Juntemonos!

Mi padre vendrá en mi ayuda;

¿Quién es el que me condenará?

He aquí, que todos ellos se envejecerán como un vestido,

serán comidos por la polilla.

¿Quién de vosotros teme al Dios Creador

y escucha la voz de su mensajero?

 

Aunque camines en tinieblas sin luz,

confía en el nombre del Dios Creador

¡y apóyate en tu papá!

 

La luz resplandece en las tinieblas,

Y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

(ver evangelio según Juan 1:5 y ver Isaías 50: 6-10)