La teoría del cisne negro es una antigua metáfora que expresa el concepto de que un acontecimiento raro, imprevisible y totalmente inesperado (que puede ser de naturaleza positiva o negativa) con un fuerte impacto en el curso de la historia de mi planeta llamado Tierra, llega como una sorpresa para todos los observadores. Una vez que ocurre, el evento sólo se racionaliza a posteriori.

De hecho, un cisne negro nunca puede predecirse, imaginarse o clasificarse con los métodos de la limitada ciencia humana, debido a su naturaleza de acontecimiento de muy baja probabilidad.  Cuando llega, a menudo ni siquiera se reconoce como lo que realmente es. Se trata de un acontecimiento aislado, pero con un impacto perjudicial, que está fuera del ámbito de las expectativas normales, ya que nada en el pasado puede indicar de forma plausible su posibilidad.

Sin embargo, mi estrella polar profetizó con milenios de antelación la llegada del cisne negro más singular y poderoso que haya conocido la raza humana. Y de ese cisne negro me revela algunos aspectos muy importantes de rara belleza:

Iluminará todo mi planeta (ver Apocalipsis 18)

Me despertará a mí y a todos mis semejantes que habitan ese planeta (ver Mateo 25:1-13)

Restaurará todas las cosas (véase Mateo 17:11)

¿Ha ocurrido alguna vez en toda la historia de la humanidad que algo o alguien haya iluminado todo el planeta tierra, provocando un despertar casi instantáneo y universal, restableciendo así un equilibrio ideal, perfecto y eternamente duradero? Los milagros en los días de Moisés serán en comparación, una vieja y descolorida fotocopia en blanco y negro.

Tal cisne negro volverá literalmente locos a los analistas más cualificados del mundo (militares, científicos, economistas, politólogos, religiosos, psicólogos, informáticos, etc.) que, gracias también al uso de la tecnología más avanzada que existe, analizan, idean y actualizan sin descanso las estrategias de los poderosos. Pero lo que sus análisis sólo podrán certificar será su total incapacidad para comprender el origen de este cisne negro, su alcance y duración, y mucho menos el núcleo de su potencia. El mundo entero se quedará literalmente boquiabierto. Y mi estrella polar añade que los presidentes y los reyes verán tal cisne negro y se levantarán, los príncipes y los líderes también y se inclinarán (ver Isaías 49:7).

Será el cisne negro que certificará la limitación de la criatura ante la omnipotencia del Creador, pero también la bondad infinita del Creador ante sus criaturas. Sí, porque un cisne así traerá un mensaje de salvación e inmortalidad para mí, un hombre de huesos cansados y secos.

La curación e inmortalidad divina prometidas desde la antigüedad están a las puertas de mi historia contemporánea y un tímido, pequeño y mortal cisne negro será su precursor. Y por fin el Creador de este planeta y de todo el universo entrará en escena, interviniendo con extraordinario poder y autoridad en la historia de su amada criatura, y nada ni nadie podrá impedirle llevar a cabo su plan de salvación para esta raza que Él creó.