El gran conflicto entre el hombre y el diablo ha terminado. Lo que Adán, creado a imagen y semejanza del Creador y con una mente y un cuerpo sin defectos, perdió en el injusto (¡!) enfrentamiento con la antigua serpiente hace milenios ha sido recuperado por un nuevo Adán mortal y pecador.

Sí, el gran y milenario conflicto entre el hombre y el diablo ha terminado realmente. Satanás ha salido derrotado y con los huesos rotos. La raza humana, por el contrario, emerge victoriosa y elevada más allá de cualquier otra raza creada por el Arquitecto del universo. Y su campeón, es decir, el nuevo David que desafió audazmente y venció increíblemente al terrible y gigantesco adversario, se vestirá ahora con un traje maravillosamente resplandeciente. Su rostro pronto irradiará una luz perfecta cien veces mayor que el esplendor que cubrió el rostro de Moisés hace siglos.

El nuevo Elías, esperado durante demasiado tiempo, ha llegado efectivamente y todas las cosas han sido restauradas. Y las criaturas de buena voluntad y espíritu sincero se reunirán y harán la paz con el Creador que está en los cielos.

Nada será como antes y nunca más el mal prevalecerá sobre el bien, así como las tinieblas ya no dominarán a la luz. No, porque el nuevo ángel ha resucitado y con su autoridad y esplendor iluminará toda la creación con un poder nunca antes visto.

Ahora todo es claro, cristalino y nítido. El bien y el mal están claramente separados y las vírgenes sabias serán muy pronto liberadas de las insensatas que durante demasiado tiempo han sembrado la discordia y la cizaña amparadas por la oscuridad de la noche. Sí, el grito de la medianoche está a punto de decretar el fin del tiempo de gracia, y las vírgenes necias pronto huirán con la esperanza de que las montañas caigan sobre ellas. Porque lo tremendo es el salario de sus propias elecciones destructivas y nefastas¡.

¡Alégrate, oh fan de Jesús, porque el gran conflicto ha terminado!. Levanta los brazos en señal de victoria y mira por última vez al gran dragón aplastado bajo tus pies a los ojos porque no lo verás más…nunca más. Él representa el pasado y no existirá más. Alégrate, pues, y ponte el magnífico e incorruptible manto que tu Papá te da y participa en las bodas del hijo unigénito del Rey de reyes, Señor de señores.

Ya está todo hecho, papá. A ti te entrego mi espíritu cansado y mortal para recibir de tus manos la corona de la vida.

Gloria al Rey y larga vida a todos sus hijos del género humano.