En estos últimos tiempos el príncipe de Matrix ha inyectado en el fragmentado pueblo de Dios un virus increiblemente letal. Este virus me está llevando a mí fan de Jesús (muy lentamente y por lo tanto de forma practicamentre invisible) a una esquizofrenia teológica. De hecho

–>Creemos que necesitamos un reavivamiento, identificándonos justamente con las diez vírgenes, pero al mismo tiempo estamos convencidos que seremos nosotros los que lancemos el grito de medianoche. Pero ¿no es este grito divino el que despierta a las vírgenes?

–>Creemos, siempre justamente, que necesitamos una guía profética enviada por el cielo, pero al mismo tiempo estamos convencidos que tenemos ya el don de profecía prometido para los últimso tiempos. Pero ¿no es el don de profecía un don espiritual que tendrá una manifestación particularmente potente poco antes del segundo advenimiento de Jesús?

–>Creemos que la carta a la iglesia de Laodicea está dirigida a nosotros, pero al mismo tiempo nos creemos los guardianes de la ley. Pero ¿no dice Jesús a través de esta carta que a pesar de nuestras obras, somos tibios y nos arriesgamos a ser vomitados de su boca?

¿Quien tiene verdaderamente el don de profecía puede ser definido como ciego? Solo quien es templo del Espíritu Santo tiene el espíritu de profecía, demostrando ver en las densas tinieblas espirituales de Matrix gracias a la lámpara rellena de aceite.

¿Quien observa profundamente los mandamientos de Dios puede ser definido como desnudo? Sólo quien tiene el carácter de Jesús observa su ley en verdad, demostrando estar bien vestido.

Que el buen Dios me salve de esta esquizofrenia teológica fomentada por el virus de la autoexaltación y del orgullo religioso.