Los supuestos fans de Jesús de los tiempos matrixianos modernos ponen un gran énfasis en el inminente reavivamiento del pueblo de Dios. Todas las iglesias invocan este milagroso reavivamiento que debería de dar fuerza y poder a aquellos que se declaran seguidores de Cristo. El despertar puede suceder solo después del sueño. El sueño, a su vez, es equiparado con la muerte por el mismo Jesús. (Juan 11:11-13). Por lo tanto, el reavivamiento no es otra cosa que un renacer. De hecho, Dios hijo (Jesús) le explica a Nicodemo que debe renacer si quiere ver el reino de Dios (Juan 3:39. ¿No es el bautismo en sí mismo el símbolo de la muerte de mi yo matrixiano, y el renacer de mi nuevo yo como fan de Jesús? ¿Cómo se llenan tanto la boca los supuestos fans de Jesús con el reavivamiento/renacimiento, omitiendo o en el mejor de los casos tratando con superficialidad culpable, la muerte de mi yo matrixiano arrogante, soberbio y autoexaltado? Y ¿cómo los llamados “cristianos” ponen tanto énfasis en el reavivamiento/renacimiento, olvidándose de la condición necesaria representada por la muerte precedente? ¿Si mi viejo yo matrixiano no muere, como puede despertarse/ y renacer? El reavivamiento/renacimiento que no está precedido por la muerte de mi yo matrixiano es un reavivamiento luciferino, descrito proféticamente por Jesús en la palabra de las diez vírgenes, en la cual cinco de las vírgenes (definidas fatuas) se despiertan, pero permaneciendo siempre como falsos fans de Jesús que no están transformados por el Espíritu de Dios, simbolizado por el aceite. Un verdadero fan de Jesús, un fan Christian style, deja de enfocarse sobre un reavivamiento inútil y estéril, poniendo la propia atención en la muerte del propio yo matrixiano. El reavivamiento verdadero y genuino será una consecuencia inevitable, porque así lo prometió Jesús: “Quien ama su vida matrixiana la pierde y quien odia su vida matrixiana conquistará la vida eterna” (Juan 12:25) El príncipe de Matrix centra la atención en el reavivamiento. Dios la centra sobre la muerte de mi yo matrixiano. ¿Estoy dispuesto a hacer morir mi yo para hacer espacio a la nueva criatura a imagen y semejanza de Jesús en mí?