El oxígeno que permite vivir a Matrix, crece desmesuradamente como una célula cancerígena, y está representado por mi tendencia a delegar en unos pocos individuos con reputación de expertos, la gestión y organización de cada aspecto de mi vida (política, instrucción, espiritualidad, trabajo, información…)

Tal delegación de responsabilidad, en apariencia cómoda y conveniente, ha permitido a los arquitectos illuminati de este mundo cancerígeno llamado Matrix, tomar fácilmente el control de cada uno de los aspectos de mi vida, haciéndoles convertirse en un barrote de mi prisión mental, material y espiritual.

Quizás ha llegado el momentode dejar de delegar a supuestos “expertos” la tarea de pensar, vigilar y orar en mi lugar, asumiendo yo mismo mis responsabilidades. Solo de esta forma me ocuparé seriamente de mi futuro, del de mis hijos y del de mi prójimo.