Los orgullosos lobos espirituales matrixianos, con un cinismo como mínimo diabólico, con mucho gusto se disfrazan de corderos humildes y devotos, porque de esta forma facilitan la conquista de su pasto, representado por la oveja cortejada y adulada. Hoy, en Matrix, el “disfraz” de cordero más utilizado es la ostentación religiosa. De hecho, los lobos matrixianos ostentan:

  • Su tradición religiosa que se manifiesta con ritos y formas exteriores, a pesar de que Jesús mostró que todo eso no era el eje de la verdadera espiritualidad,
  • Su iglesia (denominación religiosa), a pesar de que Jesús transformaba cualquier lugar en el cual se detenía en una “iglesia”,
  • Su conocimiento bíblico y su “curriculum eclesiástico”, a pesar de que Jesús me haya enseñado a llevar la buena noticia de manera humilde y sencilla;

Además, ellos se hinchan de orgullo por medio de sus ofrendas y oraciones que exhiben en público, a pesar de que Jesús llamó la atención sobre la calidad y sinceridad de estos gestos y comportamientos.

La motivación que desencadena todos estos comportamientos no es el amor por el prójimo, sino el amor desproporcionado por sí mismos y por la propia imagen religiosa. En otras palabras, en la generación Matrix actual los supuestos fans de Jesús ostentan con gran fervor y convicción su imagen religiosa, pero les falta completamente el carácter de Jesús.

Sufren de una enfermedad espiritual que se centra de forma obsesionada sobre la apariencia del hombre separado de Matrix, olvidandose que el estilo cristiano perfecto nace en primer lugar interiormente de un corazón nuevo, y que solo después se manifiesta exteriormente.

Envueltos de este falso y mentiroso espíritu de “pureza religiosa” que se han inventado, los lobos de mi tiempo están siempre preparados para señalar la paja en el ojo del prójimo, olvidándose completamente de quitar antes la viga del propio ojo.