Matrix, el mundo de hoy en el cual vivo, es altamente inestable… un mundo líquido. Cada molécula en Matrix puede moverse/ desplazarse/ cambiar en cualquier momento. Incluso moléculas consideradas hasta ayer inamovibles, esculpidas literalmente en el mármol, como por ejemplo instituciones/creencias que permanecen fijas durante siglos o incluso milenios, hoy pueden mutar su forma (o incluso dejar de existir) sin el mínimo preaviso.

En Matrix un solo whistleblower (informador que revela secretos inconfesables) puede poner en apuros incluso a la nación (incluído el aparato diplomático) más potentes del mundo.

En Matrix un solo terrorista puede meter miedo a la población entera, modificando de repente las costumbres y la visión del mundo.

En Matrix un solo cracker (criminal informático) puede hacer que se derrumbe una multinacional multimillonaria con siglos de historia y de éxito a sus espaldas, mandando a casa a decenas de trabajadores.

En Matrix un solo hacker (pirata informático) puede pinchar el sistema de seguridad más sofisticado del mundo, humillando a toda la aldea global, que hasta hace un momento se consideraba intocable e inatacable.

Matrix es un mundo interconectado de tal forma, líquido e inestable que un solo hombre, si es elegido y preparado por Dios directamente podría convertirse:

– En el informador de los pérfidos secretos de Matrix,

– En el terrorista (según la falsa propaganda matrixiana) que mete miedo a toda la tropa de demonios, los comandantes oscuros de Matrix,

– El “cracker” de la máquina del mal que quiere governar cruelmente a todo el planeta tierra

– El hacker que derrumba los muros de protección de la altiva y auto exaltada Matrix;

Sí, si Dios quiere, incluso un solo cartero puede iluminar los cuatro ángulos de este mundo líquido, llevando la última carta del Creador a su criatura, advirtiéndole a tiempo de la caída de Matrix para salvarle.

Es verdaderamente un mundo líquido al cual está por llegar la última ola que cambiará todo.