Las estadísticas me muestran que los homicidios están disminuyendo. Las instituciones me dicen que la pena de muerte está desapareciendo lentamente. Los líderes me confirman orgullosamente que estamos viviendo mejores tiempos que nunca.

¿Me encuentro quizás delante de una nueva era? ¿Una era de paz y hermandad universal?

¿Cómo es que incluso los doctores de la ley se están uniendo al coro de los magos, adivinos y médiums que desde hace siglos han predicho un salto evolutivo de la especie humana? ¿Quién es el portador de esta nueva luz?

Mi estrella polar me advierte repetidamente: “Ellos curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz”. (6:14)

Matrix, la Babilonia apocalíptica de los últimos días, parece ser un lugar mejor respecto a las civilizaciones pasadas, y sin embargo esa es la sociedad espiritualmente más ciega y lejana de Dios. Incluso Jesús en persona me asegura que la suerte de Sodoma será más tolerable que la suerte de Matrix (Ver Lucas 10:12)

¿No me advierte siempre Jesús que su segunda venida será de improviso como la de un ladrón en la noche? Matrix es un mundo exteriormente centelleante, pero interiormente podrido. He aquí  el porqué el regreso de Jesús será una sorpresa para sus supuestos fans que se habrán dejado deslumbrar por la doctrina de la iluminación del género humano que debería desembocar en una nueva era de paz aquí sobre esta tierra.