El sistema político usa palabras y eslogans convencionales para obtener el consenso del público.

El sistema económico aprovecha situaciones convencionales para amasar riqueza tras riqueza.

El sistema religioso domestica con argumentaciones convencionales las conciencias de los propios fieles.

Dios, en éstos últimos días, no se dejará limitar por la convencionalidad humana, huyendo del control de los gobernadores de la política matrixiana.

Dios, en estos últimos días, no usará medios e instrumentos convencionales humanos, escarneciendo a los gurús de la economía matrixiana.

Dios, en estos últimos días, no esperará la disponibilidad convencional humana, suplantando a los líderes de las religiones matrixianas.

¡Dios, en estos últimos días será un “Dios poco convencional”!