El Señor está a punto de venir. Él iluminará toda la tierra con la gloria de su envíado, el Dios Creador (ver Apocalipsis 18: 1-8). Y con autoridad divina rugirá como un león: “Matrix ha caído, ha caído, y todas sus falsas divinidades han sido despedazados y arrojados al suelo” (ver Isaías 21:8-9). Y ni siquiera el príncipe de Matrix en persona podrá obstaculizra su misión decretada por el Omnipotente. ¡Es más, el príncipe saldrá derrotado y cada mentira suya será desenmascarada delante de toda la creación”

El siervo del Creador acercará los corazones de los hijos a los padres (ver Malaquías 4:6). Sus mensajes serán tranquilos y muy profundos, pero de una calma que perturba, una calma que no dejará a ningún alma tranquila. En esta ambiguedad tremenda entre su forma calma y su sustancia poderosa, estará su fuerza. Sí, porque cada hombre deberá tomar una decisión que marcará su destino eterno: estar de verdad con Jesús, siendo similar a Él, o dejarse inyectar en las venas el espíritu rebelde del enemigo de todo lo creado.

Y cuando al final Matrix colapse, entre sus muros no habrá fans de Jesús; porque ellos estarán seguros, acompañados por poderosos ángeles, siervos del arquitecto de todo el universo.