La puerta terrenal para la intervención de las fuerzas divinas

Jacob, también conocido como Israel, es un protagonista clave en la saga épica del Antiguo Testamento de mi estrella polar. Jacob es hijo de Isaac y Rebeca, y también nieto de Abraham. Jacob es especialmente importante por su equipo de doce hijos, que prácticamente dio origen a las doce tribus de Israel. De hecho, a Jacob se le llama y denomina patriarca.

La vida de Jacob es como una montaña rusa de engaños, intensos enfrentamientos, pero también de profunda fe y compromiso total con Dios. Su historia es como la columna vertebral de mi relato de la Estrella Polar, con sus hijos y sus descendientes dando forma a la historia del pueblo judío.

Pero aquí está el verdadero giro: Jacob tiene un sueño loco de una escalera que llega al cielo, con ángeles que ascienden y descienden entre el cielo y la tierra gracias a esa misma escalera. En la cima, Dios aparece y le hace serias promesas sobre la tierra, descendientes tan numerosos como partículas de polvo, bendiciones para él y para todos en la tierra, y protección divina. Este sueño de la escalera, justo en Génesis 28:10-19, es uno de los momentos más icónicos y simbólicos de toda la Biblia.

La escalera es como una “línea directa cielo-tierra”: una línea directa entre el cielo y la tierra, que muestra que el Dios Creador no es sólo una figura lejana, sino totalmente alcanzable e interactiva conmigo como ser humano. Además, Jesús es la escalera: al hacerse hombre y venir a mi planeta tierra, el Hijo de Dios se hizo a sí mismo el camino hacia el Padre celestial, la escalera que lleva al cielo. ¿No ha declarado Él mismo que es el camino y que nadie puede llegar al Padre si no es por Él (cf. Jn 14,6)?

En el Nuevo Testamento, me encuentro con una mención fascinante (por no decir increíble) hecha por el propio Jesús. Se refiere a un acontecimiento futuro en el que los cielos se abrirán y los ángeles subirán y bajarán sobre un misterioso “hijo del hombre” (cf. Juan 1:51). Esto me sugiere que Su encarnación en la tierra, que estaba teniendo lugar en aquel momento, no fue el cumplimiento de esta premonición, sino un acontecimiento que Él mismo pospuso para un tiempo futuro.

Continuando hasta nuestros días, la profecía de Jesús, así como el sueño de José, aún no se han realizado plenamente. Por lo tanto, en los momentos culminantes que conducirán al glorioso retorno de Jesús, tendrá que surgir una nueva figura del fiel servidor del Creador: Jacob 2.0, un símbolo del fiel seguidor de Dios que es exactamente lo que significa este nombre. Este Jacob contemporáneo asumirá el papel de patriarca espiritual para los seguidores de Jesús en los últimos tiempos, estableciendo una conexión poderosa y definitiva entre el cielo y la tierra. Será el “hijo del hombre” que traerá a la tierra la escalera celestial soñada hace miles de años por el Jacob del Antiguo Testamento, creando una conexión entre los mundos espiritual y terrenal. Este vínculo directo entre el cielo y la tierra intensificará el trabajo de los ángeles en términos de poder, frecuencia e intensidad, nunca antes vistos. El enigmático José 2.0 actuará como la puerta terrenal para la intervención de las fuerzas divinas. Mi atribulado y moribundo planeta se inundará de luz y poder divino como nunca antes. Los mundos terrenal y celestial se unirán por fin, y el mundo entero se iluminará con un poderoso mensaje: ‘Matrix ha caído. Salid de Matrix” (Apocalipsis 18:1-8).

Y cuando esto ocurra, estaré a un paso del momento triunfal en que Jesús regrese en toda su gloriosa majestad.