Los problemas que están afrontando hoy los pueblos en Matrix ¿son casuales y dejados al libre albedrío de cada individuo, o han sido puesto en la agenda de alguien? ¿Soy yo de verdad libre para pensar, creer decidir y vivir? En Matrix, una sociedad dominada por la comunicación de masas en la cual los ciudadanos sufren día tras día un bombardeo de mensajes más o menos subliminales, esta duda aflora con fuerza profundamente en mi conciencia.

¿Soy verdaderamente libre cuando comienzo a desear un producto del que no tengo verdadera necesidad, incluso a riesgo de sacrificar otras cosas razonablemente más útiles?

¿Soy realmente yo quien desea ese producto, o hay otro que me induce hipnóticamente, y por lo tanto invisible y potentemente a desearlo? ¿Estoy en grado de elegir lo que quiero verdaderamente, es decir, lo que viene del fondo de mi alma, o soy prisionero de mis instintos excitados con maestría por los gurús matrixianos de la comunicación?

¿Tengo una voluntad verdaderamente libre? Consigo crear pensamientos/deseos/creencias mías o solo soy un grabador de pensamientos/deseos/creencias preconfeccionados en los laboratorios de un tirano infame?

Mi pensamiento, mis deseos, mis creencias y por lo tanto mi propia vida son fácilmente condicionables por el exterior porque dependen fuertemente de los pensamientos/deseos/creencias que son alimentados por mis sentidos.

Sin un pensamiento independiente, razonado e inteligente, la libertad desaparece silenciosamente, dejando espacio a un instinto grandemente condicionado y manipulado.

Basta pensar en el pensamiento cada vez más único que encuentro en todos los ámbitos de mi vida, desde la ropa, hasta los más delicados, las opiniones éticas, políticas o religiosas.

En Matrix es casi imposible huir a esta fuerza de atracción hacia lo standard y la uniformidad (que pronto desembocará en un pensamiento único) querida, buscada y arquitectada durante siglos por su príncipe. Y tal pensamiento único, que en apariencia parecerá tener su camino en paz, es mucho más peligroso porque no censura las respuestas, sino las mismas preguntas… en definitiva el libre pensamiento crítico e independiente.

Matrix, a diferencia de los régimenes absolutistas y despóticos del pasado, no sofoca las oposiciones, sino que mira a ocupar abusivamente las mentes de sus ciudadanos, plasmándolas por así decirlo desde el interior, más bien que costringiéndolas desde el exterior.

Pero no debo dejar espacio a la tristeza y al desaliento porque Jesús, si mi alma lo desea verdaderamente, me ayudará a salir de Matrix.