Basta a la supremacía del hombre sobre la mujer. Somos todos hijos legítimos de Dios.

Basta a la escisión del pueblo de Dios en clero y laicado. Somos todos sacerdotes.

Basta a la explotación orgullosa de los títulos divinos. Somos todos ovejas.

Basta al orgullo religioso con motivo de un mayor conocimiento o responsabilidad. Somos todos vírgenes adormecidas.

Pero NO todos somos verdaderos y auténticos fans de Jesús. Muy pronto se hará evidente quien y qué es orgulloso y quien humilde, quien es arrogante y prepotente y quien en cambio es manso, quien es corrupto y falso y quien es puro de corazón, quien es similar a Matrix y quien es similar a Jesús. Y Jesús mismo me advierte que no serán pocas las sorpresas.