El último asalto del portador de las tinieblas

La difusión del relativismo moral es un objetivo imprescindible para el príncipe de Matrix y para su estrategia de corrosión del interior de la criatura, creada a imagen y semejanza moral del Creador. Si este portador de tinieblas consigue persuadirme a mí y a la sociedad entera de que la conciencia puede ser ignorada y de que los preceptos morales divinos son en realidad “susceptibles de interpretación o cambio”, se puede encontrar el modo de justificar y racionalizar cualquier subversión moral… primero pequeña y después cada vez más grande, hasta invertir totalmente el equilibrio impreso por Dios en su criatura. Y cuanto más se convierte el mal en similar al bien, y el bien en similar al mal, yo como criatura pierdo mi brújula divinamente inculcada.

Y en ese ppunto el mal reina de manera no contrastada. Este es el certificado de nacimiento de “Matrix la grande”. Así mi sociedad se convierte en receptáculo de demonios, en cueva de todo espíritu inmundo, en refugio de toda clase de ave inmunda y aborrecible, profetizado por mi estrella polar. (Ver Apocalipsis 18:2)

El relativismo moral matrixiano me sugiere primero e impone cada vez más con el paso el tiempo, que conceptos como la verdad y el bien no son otra cosa que una ambiguo “matiz de gris”. ¡Eso es solapadamente falso! La conciencia me impone discernir en sentido dual toda situación, y actuar en base a aquello que siento que sea apropiado, dadas las circunstancias y a la luz de las enseñanzas que me han sido transmitidas por mi estrella polar. Esto significa que el blanco y el negro por supuesto existen, y existen los conceptos absolutos muy bien delineados.

Si bien no niego en absoluto la presencia en mí y en mi sociedad de infinitos matices de gris, hay siempre una dirección adecuada y una equivocada.

Solo a un hombre “borracho” le van bien todas las direcciones, porque es incapaz de valorar donde estas lo llevarán.

Y, casualmente, justo la sociedad de los últimos días, poco antes del regreso glorioso de Jesús, me es descrita como borracha y ebria… en una clase de estado de ebriedad espiritual y de perturbación mental producto de excesivas dosis de “vino”. “Porque todas las naciones han bebido del vino de su prostitución furiosa, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecio con los excesos de su lujo” (Apocalipsis 18:3).

Pero preveyendo con milenios de anticipación el adviento del relativismo moral matrixiano, mi estreella polar me ofrece un consejo vital: “Se sobrio, vela mentalmente y espiritualmente, porque tu adversario, el príncipe de Matrix, aquel que se transformó de portador de luz en portador de tinieblas, está entorno como un león rugiente, tratando de devorarte”. (ver 1ª Pedro 5:8)